Las amenazas de Israel contra el Líbano son la marca de su derrota en Gaza.
No necesitábamos que los expertos que escribían en la principal revista académica Foreign Affairs nos dijeran que nueve meses después del inicio de su guerra de aniquilación en Gaza, Israel no ha derrotado a la resistencia liderada por Hamas, sino todo lo contrario: la resistencia está ganando y se está fortaleciendo.
En los últimos días, Benjamín Netanyahu y sus generales han estado buscando cada vez más una manera de salvar las apariencias dejando la Franja de Gaza con un mínimo de bajas.
Parece que lo han encontrado al insinuar que ya han logrado los objetivos de su asalto a Rafah y que han logrado eliminar el ala militar de Hamás.
El otro pretexto que se ha invocado repetidamente en estos días es que deben retirarse rápidamente de la Franja de Gaza para centrarse en la inminente guerra en el frente norte con el fin de «neutralizar» la creciente amenaza que Hezbolá representa para la seguridad, la estabilidad y la existencia del Estado sionista.
El ala militar de Hamás se ha vuelto más fuerte que nunca. Controla militarmente la mayor parte de la Franja de Gaza, y no pasa un día sin que la guerra de guerrillas que está librando bajo su nueva estrategia cause más bajas israelíes en emboscadas contra tanques o tropas.
Esto refuta claramente la fanfarronería israelí de que ya nadie cree, ni siquiera dentro del estamento militar.
Robert Pape, politólogo estadounidense y experto en seguridad nacional, cree que el mayor error cometido por Netanyahu y sus generales no es el fracaso de sus tácticas o el fracaso en imponer restricciones políticas o morales a la acción militar, sino su completa incapacidad para comprender las fuentes de la fuerza de Hamas.
Señala que Israel afirma haber matado a 14.000 de los 40.000 combatientes de Hamas, mientras que Hamas admite haber perdido a 6.000 y la inteligencia estadounidense sitúa el número en alrededor de 10.000. Pero, según él, no es el número de muertos lo que mide la fuerza de Hamás, sino el mantenimiento de su control sobre la Franja de Gaza, el apoyo popular masivo que lo acompaña y el hecho de que el 80% de sus túneles siguen siendo utilizables.
Podría haber añadido que durante este período, decenas de miles de voluntarios se unieron a la resistencia armada, en particular a Hamás y a la Yihad Islámica, tanto en la Franja de Gaza como en Cisjordania, y comenzaron a entrenar clandestinamente con armas en lugares no revelados.
La mayoría son jóvenes de entre 18 y 24 años. Las estimaciones anteriores de las bajas de Hamás y la Yihad Islámica deben reevaluarse a la luz de estos acontecimientos.
Además, la guerra de exterminio librada por las fuerzas israelíes en Gaza no solo radicalizará aún más el liderazgo y la base de Hamas, sino que también puede fomentar el surgimiento de grupos aún más radicales en el futuro, decididos a vengar a las más de 38.000 madres, padres y niños masacrados hasta ahora.
Mientras tanto, todo lo que se ha hablado en los últimos nueve meses sobre la búsqueda de alternativas al régimen de Hamas en Gaza ha quedado en silencio. En cambio, hemos escuchado de generales israelíes en activo y retirados que es imposible erradicar la resistencia en la Franja de Gaza porque Hamas es una «idea» que no puede ser destruida por medios militares.
Los portavoces de la administración Biden han asegurado públicamente a Israel el apoyo de Estados Unidos en caso de guerra en el sur del Líbano, en medio de crecientes tensiones. Pero su intención es apaciguar a la ansiosa opinión pública israelí.
Tras bambalinas, los funcionarios estadounidenses están ejerciendo una enorme presión sobre Netanyahu y sus generales para evitar ser arrastrados a una guerra en el frente norte contra Hezbolá, lo que llevaría al desastre para el estado ocupante.
El general de reserva israelí Itzhak Brik dijo en una reciente aparición televisiva que la guerra contra el Líbano equivaldría a un «suicidio colectivo» para Israel.
«Es imposible separar lo que está sucediendo en la Franja de Gaza del sur del Líbano», dijo. «Hezbolá ha lanzado docenas de misiles y aviones no tripulados que nuestras defensas aéreas no han podido interceptar, ya sea la Cúpula de Hierro o los aviones. También debemos recordar que hay 200.000 personas evacuadas de los asentamientos en el norte y que el número sigue aumentando».
Cuanto más dure la guerra de desgaste de Hezbolá y la resistencia de Hamás, más rápido se dirigirá el Estado ocupante hacia la derrota, si no hacia el colapso total.
Está perdiendo en los campos de batalla, ha perdido la guerra psicológica y es odiado en grado sumo en la mayoría de los países del mundo, especialmente desde que ha intensificado su guerra de hambre en Gaza, en un momento en que ya no se pueden ocultar los hechos verificados y las imágenes de niños hambrientos.
La unión del sur del Líbano, la guerra marítima en Yemen y los misiles de la resistencia iraquí en un solo frente para apoyar a la resistencia de Gaza ha comenzado a cambiar todas las reglas de enfrentamiento en la región, e incluso en el mundo.
Son momentos históricos
Haize Gorriak 
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